Más gripes da el hambre

Por: Irene Lozano

Los mexicanos no entienden por qué en su país muere mucha gente a causa de la gripe porcina y en los demás, poca o ninguna; una pregunta razonable como la que se hacen en África sobre su esperanza de vida de 42 años.

Cuando los periodistas han trasladado la picazón curiosa de la sociedad mexicana al secretario de Salud, José Ángel Córdova, él no ha contestado que el principal peligro para la salud humana sea la pobreza y el hambre. Ha afirmado que los síntomas de la gripe, tratados en 48 horas, remiten sin mayores secuelas, pero los pacientes «aquí siguen llegando tarde». Los mexicanos son impuntuales de suyo, para estar a la altura del tópico sobre el carácter de los pueblos poco desarrollados. Cuando oyen a la autoridad acuciante, por la costa caribeña responden: «Me estás estresando»; y por el Pacífico se lo toman con calma, como no podía ser de otro modo. Antes muerta que con prisa, clama la población.

Los pobres son incorregibles, hay que ver, siempre les ha dado igual morirse. Y el resto del mundo, a ponerse mascarillas con paciencia y a suspender lunas de miel en Punta Cana. Qué fastidio, recontra. Entretanto, las predicciones de la OMS sobre una hipotética pandemia de virus influenza, concluyen que, de los millones de muertos que provocaría, el 96 por ciento estarían en países pobres. Les está bien empleado, por tardones. Nosotros los ricos, en cambio, hemos llegado a tiempo a los sistemas públicos de salud y de alerta, a la vigilancia epidemiológica y a los fármacos antivirales. No hay como ser puntual para disfrutar de una larga vida.

Publicado en el ABC.ES

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